viernes, 30 de mayo de 2008
Circula en la red la conclusión del acontecimiento mencionado en mi envío anterior: Alonso Alvarez Barreda reconoce que su desconocimiento del cine le indujo a adoptar (no "adaptar") una historia del dominio público para la realización de su cortometraje Historia de un cartel. En el diluvio de argumentos a favor y en contra, alguien sacó a la luz la anécdota (del dominio público), sobre los cangrejos mexicanos que no dejan que ninguno sobresalga de entre los demás. La anécdota nos habla de la mediocridad, y ese tema debería ser central para escribir muchas historias. Alonso Alvarez podría retomar este desbarajuste para escribir una historia sobre presuntos plagios y mediocridades universales. Sería una bofetada para muchos supuestos creadores: Alonso Alvarez debería ser lo suficientemente fuerte para mantener su ecuanimidad sin asustarse por los ladridos de los perros. Pero debe tener cuidado para no correr la suerte de un Quijote anónimo. ¡Ay, la juventud que piensa que es autouficiente! Sin duda alguna, una lección que jamás olvidará.
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