Hace pocos días vi en el sitio de YouTube el video de cortometraje ganador en L'Office national du film du Canada, en asociación con el Short Film Corner de Cannes, dirigido por Alonso Alvarez Barreda Historia de un cartel. Alguien comentaba en el sitio de YouTube, que la anécdota de ese cortometraje había circulado tiempo atrás por la Internet, con el nombre de El ciego y el publicista y que una búsqueda simple te lo indicaría. Seguí las instrucciones y en efecto, encontré el Power Point sobre dicha anécdota, la cual invariablemente fue llevada a la pantalla, pero en lugar de tratarse del metro de París, se lleva a cabo en una plaza en la ciudad de Tamaulipas, México. Por otra parte, se comentaba que el realizador de dicho video había hecho solicitud para ingresar a dos escuelas de cinematografía y que había sido rechazado de ambas.
Todos estos antecedentes me ponen a pensar: sin poner en duda el talento de los creadores, ¿por qué arrisgarse a recabar información de la Internet, la cual es del dominio público? ¿por qué el creador no miró a su alrededor en busca de la historia?
¿será este el signo fatalista de nuestro tiempo, en el que se piensa que todo está dicho, y no hay nada nuevo por decirse?
Lo lamento por los seguidores incondicionales de estos nuevos creadores, quienes siguen el curso de los acontecimientos con el brillo cegador del candil... Me recuerdan a las polillas nocturnas, a las cuales puedes llevar a donde quieras, mostrándoles siempre una luz intensa...
Ojalá que ese talento toque tierra y florezca. La humanidad necesita muchos grandes creadores.
martes, 27 de mayo de 2008
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